4) Las medidas preventivas que implicaron el distanciamiento y el aislamiento social han favorecido la conducta sedentaria, junto con la obligación del abandono de actividades cotidianas y la posible actividad física que realizáramos antes. Esto ha conllevado un aumento del riesgo a la hora de desarrollar enfermedades o empeorar las patologías previas.

Márquez Arabia, J.J. (2020). Inactividad física, ejercicio y pandemia COVID-19

5) Consecuencias negativas en los hábitos saludables y descompensaciones en algunas patologías, hecho que refuerza la recomendación de mantenerse activos.

Brooks, S. K., Webster, R. K., Smith, L. E., Woodland, L., Wessely, S., Greenberg, N., & Rubin, G. J. (2020). The psychological impact of quarantine and how to reduce it: rapid review of the evidence. The Lancet, 395 (10227), 912-920.

6) Si el consiguiente cierre de estudios de entrenamiento personal y gimnasios fomenta el teletrabajo, aislamiento social y conductas sedentarias, esto conlleva a la inactividad física, la cual genera 3,2 millones de muertes en el mundo, siendo el cuarto factor de riesgo de mortalidad mundial. Aún encima estos niveles de inactividad física están aumentando en niños y adolescentes.

World Health Organization (2020a). Estrategia mundial sobre régimen alimentario, actividad física y salud; Guthold, R., Stevens, G. A., Riley, L. M., & Bull, F. C. (2020). Global trends in insufficient physical activity among adolescents: a pooled analysis of 298 population-based surveys with 1.6 million participants. The Lancet Child & Adolescent Health, 4(1), 23-35.