Un estudio realizado en Japón afirma que los componentes psicosociales son cruciales para provocar incapacidad y terminar desarrollando dolor lumbar crónico. A tal efecto, se ha propuesto afrontar este trastorno teniendo en cuenta tanto la base morfológica, así como también factores biopsicosociales.
Según diversos estudios que nos ofrece la evidencia científica acerca del dolor lumbar crónico (DLC), vemos que resulta muy importante basarnos tanto en aspectos de la morfología, así como en intervenciones de factor biológico, psicológico y social, o lo que viene a ser los llamados enfoques biopsicosociales.
Dentro de los factores de carácter psicológico y social, como son un bajo estado de ánimo o abstinencia, la conducta de evitación del miedo, convicciones negativas acerca del dolor o la expectativa de un tratamiento pasivo, se consideran circunstancias agravantes que fomentan y desarrollan el DLC.
Por ejemplo, muchas personas desarrollan dolor en la espalda como consecuencia de errores en el movimiento. Los levantamientos, incluso de cargas extremadamente pesadas, pueden realizarse de manera segura por atletas en un perfecto estado físico. Pero los errores en el movimiento provocan una carga repetitiva o prolongada, que resulta anormal para el tejido, por lo que este, poco a poco se vuelve doloroso. Parte del tratamiento asociado al enfoque estabilizador trata de corregir los patrones de movimiento defectuosos para, de manera metafórica, dejar de hurgar en la herida. Como resultado, los tejidos se desensibilizan, el repertorio de tareas libres de dolor aumenta y el movimiento regresa. Esta es la razón por la que resulta esencial practicar un ejercicio terapéutico libre de dolor. La presencia de dolor también da paso a patrones compensatorios a medida que la columna, literalmente, aprende a cojear.