El diagnóstico, con frecuencia, depende de la profesión del que diagnostica. Cada grupo intenta identificar la disfunción principal en función de su particular tipo de tratamiento a aplicar. Por ejemplo, un fisioterapeuta diagnosticará basándose en un tratamiento de terapia manual, mientras que un cirujano emitirá un diagnóstico en el que los procedimientos quirúrgicos resulten más efectivos. Algunos médicos (cirujanos, por ejemplo) buscan un tejido específico como candidato para el dolor. Desde esta perspectiva, los procedimientos de bloqueo nervioso han mostrado diagnósticos concluyentes sobre la fuente de dolor en más del 50% de los casos (p. ej., Bogduk et al., 1996).